
sábado, 28 de febrero de 2009
CUATRO DUBLINESES, Richard Ellmann

jueves, 19 de febrero de 2009
SIDDHARTA, Herman Hesse

domingo, 8 de febrero de 2009
EL DINERO, John Kenneth Galbraith

Creo que la lectura (o relectura) de El dinero (Ediciones Orbis, 1983), de John Kenneth Galbraith resulta esclarecedora para comprender los mecanismos perversos de una doctrina económica factualmente inhumana. Horroriza pensar que EE.UU. utilizó el golpe militar de 1973, encabezado por el general Augusto Pinochet en Chile, para crear un campo de experimentación y aplicación de los métodos de esta doctrina «sin oposición de ninguna naturaleza».
«Como conservador devoto y de principios, el profesor Friedman veía en la política monetaria la llave de la fe conservadora. No requería la intervención directa del Estado en el mercado», escribe Galbraith. Los Estados anoréxicos fueron el objetivo del monetarismo salvaje que se aplicó desde finales de los años setenta hasta ahora y que sumió a casi todos los países del llamado Tercer mundo en dramáticas quiebras. Los excesos, no obstante, acabaron por alcanzar al Primer mundo y es ahora cuando se habla de crisis. Es ahora cuando los Estados a través de sus gobiernos salen con dinero público a ayudar a las empresas privadas y a los bancos, pero sin tocar la propiedad que es la que, en definitiva, impone las decisiones. ¿Sin control de la propiedad pueden los gobiernos exigir a los bancos a quienes han de dar sus créditos?
domingo, 1 de febrero de 2009
MUNDO SUBLUNAR, José Di Marco

Mundo sublunar (Cartografías, 2007) es un pequeño y denso poemario de José Di Marco. Este libro es un diálogo íntimo entre el alma y el cosmos situados en ese inefable lugar donde el silencio y la vida no pueden evitar la fugacidad y el caos. Un lugar en el espacio/tiempo donde el presente es una intermitencia y el poema un efecto que ofrece «una perspectiva inédita de las cosas».
José Di Marco es una de las personalidades más interesantes de la poesía argentina contemporánea. Su trato con el lenguaje, su bagaje cultural y su conocimiento de las tradiciones poéticas le dan un soporte primordial para expresar con sencilla originalidad, no exenta de humor en ocasiones, la suerte y la condición del ser humano en el campo de una sociedad íntimamente fracturada por el dolor de lo que dijo saber tardíamente y el aplastante peso de la falacia política. «Esa cosa no era una piedra instalada en el interior / de la cabeza que pudiera extraersa con pizas al rojo vivo», escribe en uno de sus poemas y en otro concluye «Aquí estamos para ser una derrota que habla. / Una voz que raspa sus muñones / en los desfiladeros de la náusea».
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