Kenneth Slawenski, un devoto lector de J.D.Salinger, como lo son casi todos sus lectores, mantuvo durante siete años una página web que se convirtió en la fuente más importante y fiable acerca de la vida y la obra del escritor estadounidense. Su biografía, J.D.Salinger. Una vida oculta (Galaxia Gutenberg, 2010, A Live Raised, trad. Jesús de Cos), es un minucioso e inteligente estudio que revela la dura lucha social y personal de uno de los mayores autores de la literatura anglosajona del siglo XX.
Con admiración y respeto, pero también sin concesiones, Kenneth Slawenski aborda la complejidad de sentimientos que convirtieron a Jerome David Salinger en un extraordinario escritor, tan «literario» como entrañable para millones de lectores de todo el mundo. Esos lectores que supieron comprender y sentir lo que sus editores no comprendieron o no supieron ver, tan apoltronados, como siempre, en sus torres de soberbia y mercantilismo. Son muchos los elementos que hacen de esta biografía del autor de El guardián entre el centeno un libro interesante, pero sobre todo vale la pena destacar su carácter de lección para muchos jóvenes escritores o aspirantes a serlo. La narración de la vida de Salinger, más allá de las peripecias personales, que lo llevan a ingresar en el Ejército, participar como agente de contraespionaje en el desembarco de Normandía y la invasión de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, resulta aleccionadora en tanto revela la fuerza de su vocación. De no ser por esa fuerza y la convicción absoluta de la valía de su escritura, aunque oscilase entre lo «comercial» de las revistas «satinadas» y lo «serio», que le exigía The New Yorker, Salinger no hubiese podido resistir tantas humillaciones y descalificaciones sobre su modo de escribir y ese tipo de excusas tan insidiosas que suelen ofrecer los editores, como que «su escrito es tan bueno, que sólo tendrá muy pocos lectores». Inicialmente El guardián...estaba previsto que fuese publicado por Harcourt Brace, pero su director pretendió que lo reescribiera para hacerlo más comprensible. Slawenski relata de este modo la pusilánime confesión del director editorial obligado por el vicepresidente de la misma a pedirle a Salinger semejante cosa: No me di cuenta del gran apuro en que me encontraba hasta que Reynal [el vicepresidente] lo leyó. Preguntó: «¿Se supone que Holden Caulfield está loco?». También me dijo que había entregado el manuscrito a uno de nuestros editores de libros de texto para que lo leyera. Yo le dije: «¿Qué tienen que ver los libros de texto con esto?». «Va sobre un estudiante de preparatoria ¿no?» El editor de libros de texto entregó un informe negativo, y así terminó el asunto».
Kenneth Slawenski analiza asimismo el carácter conflictivo del autor a medida que madura, especialmente durante su experiencia en la guerra, y cómo va encauzando esa energía hacia una espiritualidad próxima al zen que sustenta sus mejores creaciones, en la que las acciones cotidianas y más sencillas cobran una dimensión que desnuda el alma de los personajes y hace más factibles su identificación con los lectores.