domingo, 11 de mayo de 2014

EL CENTRO DE LA LLAMA, Raquel Delgado

En El centro de la llama (Excodra Editorial), Raquel Delgado se revela como una poeta de promisorio futuro. Toda poesía es representación de un universo particular que, en su esencialidad, traduce la verdad del ser y las peripecias del alma humana. Esta poesía al trascender siempre toda forma, incluso la que impone el verso, determina que no toda escritura versificada sea poesía y, por tanto, que no todos los que escriben versos sean poetas.

Raquel Delgado es esencialmente poeta. Una poeta tierna y dura al mismo tiempo. En El centro de la llama,  su primer libro que publica en versión digital en Excodra Editorial, que dirige con esfuerzo y gran vocación Rubén Darío Fernández, Raquel Delgado compone el esbozo de un mundo en el que las sensaciones, las emociones y todo cuanto atañe a las vibraciones de la vida  son percibidas a través de una mirada que se rescata en las cadencias de una lengua extraterritorial; una lengua que se sostiene en tradiciones culturales -la española y la mexicana-
Raquel Delgado en el bosque de Dosrius

que se mestizan con naturalidad y eficacia en las unidades poemáticas que constituyen el poema que es todo el libro.
Durante muchas décadas del siglo XX, la poesía, en particular la española, sucumbió a las tendencias realistas que condenaron la metáfora y adoptaron recursos mecánicos para darle tonos seudo poéticos a una escritura cuyas características negaba la expresión poética. No es este el caso de la poesía de Raquel Delgado. Una poesía sostenida en una bella metáfora –la llama- que arde, se expande y se pierde en el aire después de alumbrar los corazones con la luz de la esperanza.

La lectura de El centro de la llama constituye una experiencia gratificante para el espíritu y un motivo para saludar a Raquel Delgado como una poeta de talento que prefigura una obra de largo recorrido y, lo deseo fervientemente, perdurable. No leerla sería quedar sin su calor.