Poemas tardíos (Ediciones Linteo, 2011, edic., trad. e intr. de Antonio Pau), de Novalis, reúne un conjunto de poemas que la densa sombra de sus Himnos a la noche y Cantos espirituales no habían dejado percibir en toda su plenitud y belleza. Escritos en los tres últimos años de su vida, estos poemas abren un camino poético que aun siendo luminoso anuncian la proximidad de una luz más intensa.
Friedrich Leopold von Hardenberg, Novalis, es uno de los poetas alemanes que inauguran el romanticismo desde una sentimentalidad atravesada por una religiosidad cristiana casi pagana y una aspiración de trascendencia todavía no ahogada por el yo. Es más, estos poemas son un canto a la conciliación entre el yo y el no-yo, entre las dimensiones visibles e invisibles; son expresión del deseo de superar las dualidades que tensan la realidad del mundo recurriendo al poder armonizador del amor.
Organizados siguiendo las etapas finales de la vida del poeta - Poemas de Freiberg,, Poemas del regreso y Poemas de la novela Heinrich von Ofterdingen- estos «poemas tardíos» parten de la conmoción espiritual que le provoca la muerte de Sofía von Kühn, su novia adolescente, y evolucionan hacia la configuración de una idea del mundo y de su realidad en la que, sorprendentemente para un espíritu romántico, el yo se diluye en comunión con la naturaleza. Esta comunión resultará clave para hallar el conocimiento y constatar que «los tiempos desdichados» que se viven son una etapa intermedia entre las edades doradas del pasado y del futuro. En dicha etapa el hombre en general y el poeta en particular sienten la extrañeza del mundo, pero éste perfila su extranjeridad con los mismos trazos que, más de un siglo más tarde, la definirán los existencialistas [pienso ahora en Camus]. No en vano sus maestros Fichte y Schiller lo habían introducido en la filosofía kantiana a través de la cual había entrevisto que en la disociación entre el sujeto y el objeto estaba el origen de la angustia. Una angustia que intuyó podía salvarse mediante la fuerza generadora del amor inspirado por Dios y que se manifiesta a través de ese «signo misterioso», la palabra poética [Y en esa sola ola / entramos con misterio / en el mar de la vida, / en la hondura de Dios. / Y de su seno fluimos / de nuevo a nuestro círculo, / y la pasión más alta / se hunde en nuestro propio torbellino (...) Desde el húmedo fondo del abismo, / desde tumbas y ruinas, / ascender hacia el mundo de color de la fábula, / con las rosas del cielo brillando en las mejillas.]
Para Novalis, como apunta Antonio Pau, el poeta es el encargado de «desenmascarar las discordias y dualidades del mundo» y quien puede restaurar la armonía, pues una sola palabra secreta / desterrará las discordancias de la tierra entera y hará que se fundan entre sí los elementos, los corazones y las ondas de la vida. Este posicionamiento poético de Novalis es uno de los elementos más notables de un romanticismo que exalta el orden de la vida y el gozo de vivirlo a pesar de los tiempos desdichados, que no teme ni se regodea en la muerte, de la que dice irónicamente que de ella ninguno hay que se queje, ni en la angustia, a la que tiene por mensaje del mal. Un romanticismo cuyo yo poético trasciende el yo autobiográfico en aras de una poesía significativa y universal. [...] Vuestros hilos, en mi rueca, / se convertirán en uno. / Ha terminado el rencor: / vuestras vidas serán una. // Cada cual vivirá en todos, / y todos vivirán en uno. / Porque un mismo corazón / latirá en sólo una vida. // Ahora sois tan sólo alma, / ensoñamiento y hechizo. / Id corriendo hacia las Parcas, / ya podéis burlaros de ellas.
Novalis es, junto a Rimbaud, un ejemplo de breve e intenso fulgor poético. Ambos murieron muy jóvenes. El francés, quien a los veinte años ya había escrito su obra, murió a los treinta y siete víctima de la gangrena que le produjo el dinero que llevaba en la cintura producto de la trata de esclavos, y el alemán a los veintinueve, a causa de la turberculosis prometiendo en su lecho de muerte: «cuando mejore, os vais a dar cuenta por primera vez de lo que es la poesía». Palabras que explican en cierto modo la madurez de estos poemas que Antonio Pau llama «tardíos» por corresponder a los años finales de la vida del poeta. Ellos, como bien dice Pau en la introducción de estas magníficas edición y traducción, son «los más valiosos y originales; los que revelan con toda nitidez la visión -personalísima dentro del movimiento romántico- que Novalis tenía del mundo».