miércoles, 12 de enero de 2011

MIGUEL DE CERVANTES, El Quijote

1ª edición castellana
1ª edición gallega
  
La lectura de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, constituye una de las experiencias más gratificantes para cualquier espíritu sensible. Esto no debe tomarse como una frase hecha, como un tópico sobre esta obra gigantesca de la literatura universal, sino como la más cabal expresión de una realidad poética.

El Quijote es, no obstante su reconocimiento, una obra menos leída de lo que muchos dicen. Ni siquiera en los tan populares talleres ni escuelas de escritura figura en sus planes, cuando si su lectura es importante para cualquier persona, mucho más lo es para los aspirantes a escritores, quienes se enfrentarán a propuestas y registros técnicos que fundamentan toda la narrativa moderna, además de una de las más soberbias indagaciones sobre el carácter de los comportamientos sociales e individuales y la naturaleza del alma humana. Más allá de la escenificación de un loco arremetiendo contra los molinos de vientos basta pensar en el comportamiento del personaje en diferentes episodios para tener una pauta conmovedora de la originalidad y densidad de la obra. Uno de los méritos fundamentales del libro de Cervantes es haber dotado a su protagonista de una brillante armadura ética admirablemente resuelta al final del libro, cuando don Quijote empieza deslocarse y diluirse «como humo en el viento» para vivir eternamente en el imaginario como paladín de la justicia mientra deja el trance de la muerte al hombre de carne que es don Alonso Quijano.
Por esto y otros muchísimos factores, la [re] lectura de El Quijote sigue siendo valiosa para el crecimiento individual en tiempos tan o más revueltos que le tocó vivir a don Miguel de Cervantes. Por este motivo, es loable la iniciativa de la Biblioteca Nacional de colgar en la red un Quijote interactivo al que se puede acceder con gran facilidad.