La lección de música (Editorial Funambulista, 2006, 2ª edic. Trad. Ascensión Cuesta), de Pascal Quignard, es una pequeña joya de la literatura francesa contemporánea. Su lectura lleva al lector a través de tres breves e intensos relatos al punto de confluencia de la voz y la música.
Pascal Quignard, uno de los más importantes escritores franceses vivos, se adentra en el lenguaje para alcanzar la íntima vibración que vincula el sonido de la música y el de la voz humana, como expresión sustancial de la vida en el mundo. Significativo en este sentido es el relato La última lección de música de Chang Lien, un maestro chino que vivió antes de Cristo, «en la época de las Primaveras y Otoños». Chang Lien tuvo como discípulo a Pu Ya, a quien llegó a destruir sus más preciados instrumentos para que aprendiera a escuchar con pasión y comprendiera que «el sonido de la música no rompe el silencio». Fue así como Pu Ya llegó a obtener con el tiempo el título de «Músico-Más-Grande-Del-Mundo».
Un joven macedonio desembarca en el puerto del Pireo es el relato de un episodio del adolescente Aristóteles, quien en la Academia platónica aprende, entre otras disciplinas, la historia de la tragedia y los secretos de la representación, cuyos símbolos los encuentra en el teatro, el escenario y la voz humana adulta, la voz mudada, la «voz del macho cabrío» enfrentado al sacrificio.
Finalmente, aunque sea el primero de los relatos, Un episodio extraído de la vida de Marin Marais, un discípulo aventajado de Sainte-Colombe, a quien, después de haber sido rechazado por él, oye escondiéndose debajo de su cabaña para descubrir esos acordes que ningún maestro revela y que pueden llevarlo a obtener de la viola el «sonido de la voz perdida». Este episodio inspiró la película de Alain Carneau, Todas las mañanas del mundo, donde se oye al maestro rechazar al alumno diciéndole «usted no es músico, toca la música». Como Chang Lien a Pu Ya, Sainte Colombe enseña a Marin Marais que mientras carezca de corazón y de alma nunca llegará a saber qué es la música ni para qué existe.
La lección de música es una obra tan pequeña como iluminadora sobre la actitud que mueve al verdadero artista -músico, poeta, pintor- para alcanzar lo que persigue a través de su obra. En ello nada tienen que ver las ambiciones sociales o el afán de gloria sino la sinceridad con que sepa indagar en su alma y la honestidad con que revele lo que ha visto de ella. El arte, parecen decir los grandes maestros, nace de la experiencia del dolor.