La sociedad que formaron el dibujante Alberto Brecchia y el guionista Héctor Oesterheld, chupado y asesinado por la dictadura argentina al igual que sus cuatro hijas, constituye uno de los momentos cumbres de la historieta -comic- argentina. La relectura de Mort Cinder (Lumen, 1980) -pariente próximo de El eternauta, otra de sus inquietantes creaciones, me ha supuesto un nuevo impacto emocional que ha tocado la memoria. El recuerdo vivo de una lectura que me transporta al misterio del universo poniéndome ante la aberrante posibilidad de un ser condenado no sólo a vivir eternamente sino también a sufrir mil y una muertes y al mismo tiempo al goce estético de unas figuras que convierten cada viñeta en una ventana subyugante abierta al no menos desconocido cosmos del alma humana. Mort Cinder es la personificación de la dolorosa memoria del mundo, de sus dramáticas y casi siempre erróneas reiteraciones. Y otros recuerdos, el de una época y un país, donde los Ojos de plomo o los Ellos, los enemigos oscuros e implacables imaginados por HO, y el de un encuentro entrañable, en el destierro, con AB, el hombre que dio formas a las sombras como manchas en el tiempo.
[Imagen: Alberto Brecchia y Antonio Tello, dibujo de Alberto Brecchia, 1980]
[Imagen: Alberto Brecchia y Antonio Tello, dibujo de Alberto Brecchia, 1980]