Cada nueva lectura de los relatos de Edgar Allan Poe supone para el lector una experiencia inédita e intensa. La edición de bolsillo en dos volúmenes de Alianza Editorial, traducidos por otro maestro del cuento como Julio Cortázar, es una gran oportunidad para entrar en un territorio donde el misterio se siente como parte tan natural como desconocida del individuo y del mundo que habita. Poe, cuya dramática existencia lo llevó a perecer víctima de su dipsomanía, encontró en Baudelaire su alma gemela y su gran propagandista en Europa, desde donde se proyectó a todo el orbe occidental para sentar su magisterio. Muchos lo reconocen como el creador del cuento moderno e incluso como el iniciador del cuento policíaco. Pero no reside allí su importancia literaria sino en la concepción de su obra sobre fundamentos poéticos y en su capacidad para reflexionar sobre el acto de escribir, como lo testimonian su famosa su célebre Filosofía de la composición, incluida en Escritos sobre poesía y poética (Hiperión, 2009, trad. María Condor). Su cultura literaria y su sensibilidad para adentrarse en los senderos del alma humana son en él los motores de una escritura que responde en cada cuento a un propósito que trasciende el significado de las palabras y deja en el lector el latido sutil del significante, como exageradamente se lee y se siente en ese cuento maestro que es El corazón delator.