HÖLDERLIN DESPUÉS DE HÖLDERLIN (EL POETA Y EL PROFETA)
Sabrá el poeta austral que de él hablo cuando advierta que he entendido su destino de poeta no menos que de profeta. Y a hermanarlo me apresuro con el poeta de los poetas (Hölderlin), porque es él igualmente el poeta de los poetas cuando sus obras abro y a su torrente me arrojo seguro de seguir el mejor curso. Con aquel alemán, así como con tantos ya únicos en la poesía; con la poesía única; con él, único y regalador de su unicidad, no importa más a qué lugar dirigirse, pues estar con ellos ya es llegar adonde haya querido la buena suerte.
Dicen que "quien se limite a aspirar el perfume de esta flor mía no llegará a conocerla, pero tampoco la conocerá quien la corte sólo para aprender de ella" (Hölderlin en "Hiperión"); y que "si la semilla contiene la flor, la escritura contiene la palabra. Ambas, semilla y escritura, son grafías de la vida" (Antonio Tello en "Odiseo en el jardín de doña Pabla").
Por Jorge Rodríguez Hidalgo