Acompañada del ensayo La herrumbre de los signos, de Claudio Magris, la Carta de Lord Chandos (Alianza, 2008- Trad. Antón Dieterich/Pilar Estelrich), de Hugo von Hofmmanthal, fechada en 1901, trata del lenguaje y de su imposibilidad para expresar las «verdades fundamentales y profundas de la vida», como apunta George Steiner.
Lord Chandos, joven y brillante poeta, anuncia en una carta al filósofo Francis Bacon su intención de no escribir más, de sumirse en el silencio, «frente a la repetida agresión de la vida moderna», para decirlo en palabras de Claudio Magris.
La decisión es fruto de un proceso que se inicia cuando siente «un incomprensible malestar a la hora de pronunciar siquiera las palabras "espíritu", "alma" o "cuerpo"», palabras que suponían conceptos alrededor de los cuales podía moverse, pero advirtiendo que «sólo se ocupaban de ellos mismos, y lo más profundo, lo personal de mi pensamiento quedaba excluido», mientras ellos se deshacían en su boca como «hongos podridos».
En su estado de hipersensibilidad, Chandos siente que la naturaleza, las cosas del mundo le hablan y lo desbordan con una lengua muda que no tiene correlato con ninguna lengua hablada, porque ninguna de estas contiene palabras que se relacionen con la verdad del más sencillo de los objetos. Es así como Chandos, después de sentir «como si mi cuerpo estuviese compuesto de claves» que le revelan todo el orden existencial, se sitúa al borde del abismo, porque no puede «describir con palabras razonables en qué había consistido esa armonía que me invade a mí y al mundo entero ni cómo se me había hecho perceptible, del mismo modo que tampoco podría decir algo concreto sobre los movimientos internos de mis entrañas o los estancamientos de mi sangre».
Aludiendo a la «triada clave» -lenguaje, verdad y lógica-, que parecen estar en el discurso de Hofmmansthal Steiner dice que «la auténtica significación exige pruebas» y trae a colación el final del Tractatus de Ludwig Wittgenstein que dice «sobre lo que no se puede hablar, hay que callar».