El escritor argentino, ahora residente en Gran Bretaña, acaba de publicar Callejón sin salida (Sigueleyendo, 2011), un cuento delirante y perverso que enlaza naturalmente con la ironía y la malicia que caracteriza su escritura, en particular la de sus novelas Conversación con el monstruo y La casa de Patrick Childers, y , sobre todo, la colección de cuentos breves Animalitos de Dios.
Lázaro Covadlo, por iniciativa de la editorial, sigue los pasos de Jeanne-Marie Leprince de Beaumont, quien en 1756 popularizó en una versión abreviada La Bella y la Bestia, escrita años antes por Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve, inspirándose en Metamorfosis o Cupido y Psique, una narración incluida por Apuleyo en El asno de oro, que también habría dado lugar a que, en 1550, Giovanni Francesco Straparola hiciera su propia intertextualización del cuento, sentando un precedente que de haberse recordado le hubiera evitado más de un disgusto al joven Fernández Mallo y a María Kodama, albaceas de Jorge Luis Borges.
En Callejón sin salida-que puede comprarse on line a 1€ en la web de Sigueleyendo- antes que una nueva versión LC hace una remetaforización del relato trasladando la historia de La Bella y la Bestia al paisaje humano y social de la actualidad sin renunciar a los anacronismos ni a los tópicos de los cuentos fantásticos tradicionales que comparten espacio y tiempo ficcional con los mágicos recursos de las nuevas tecnologías. Tampoco renuncia LC a su potestad creativa y añade, para deleite del lector, un personaje clave en esta nueva historia, que es el Hada Puta. Un personaje que no sólo transforma al joven, bello y cipótico príncipe en un monstruo repugnante sino la historia misma situándola en un registro edípico, que a la postre será por donde el protagonista hallará la salida, al menos temporal, de su callejón.
Ningún personaje escapa a la mirada implacable de Lázaro Covadlo, ni siquiera Bella, cuya belleza y bondad revelarán algunas sombras inquietantes en un marco donde conviven las ilusiones creadas por la magia de las hadas -putas fantásticas en tensión con las putas domésticas-, y las apariencias sociales, creadas por la herencia concupiscente de los príncipes y las ambiciones y la avaricia de los burgueses, aquí encarnados por Ruz Maderos, el padre de las tres hijas casaderas. Con humor negro, por momentos cruel y casi siempre delirante, Covadlo conduce la historia por un mundo que huele a corrupción hasta el momento en que Bella se sacrifica y, por mantener su castidad y sin querer queriendo, descubre al príncipe la puerta trasera que dará salida a la Bestia, para regocijo del Hada Puta y del rijoso Ruz Madero, que así podrán certificar la vieja alianza de clases.