Registrar la totalidad del mundo, de los mundos, es acaso la aspiración mayor del artista. En pos de este propósito, los escritores realistas del siglo XIX hicieron un portentoso esfuerzo y sentaron las bases de la gran novela burguesa, cuyos principios canónicos la industria editorial aún se empeña en mantener vivos a sabiendas de que hace mucho tiempo que han caducado. Leonardo Valencia, escritor ecuatoriano contradice con talento dichos principios y a través de Kazbek (Eterna Cadencia, 2009) propone un libro de «pequeño formato» fundamentado en diez puntos, el último de los cuales no debe ser escrito, para hacer «del lector un viajero en busca de la luz».
Para Kazbek, Dacal es el protagonista de la gran novela que retratará toda la realidad, pero Dacal se le escurre como se escurre la vida demostrándole la imposibilidad de su ambición. Sin embargo, los dibujos que ese exiliado de los sueños que es el señor Peer lo enfrentan ante el misterio. Los extraños bichos surgidos de los volcanes ecuatorianos constituyen una fauna original capaz de revelarle a él, a Kazbek, náufrago de la realidad con nombre de volcán caucasiano extinguido, la naturaleza enigmática de la creación, que al trascender a una obra artística no atiende a propósitos didácticos ni a los gustos de las masas.
Kazbek, también publicado en España por Editorial Funambulista, es una propuesta original, imaginativa, de Leonardo Valencia, un narrador que recoge la herencia poética que alienta a gran parte de la literatura, para expresar la emotiva tensión del artista coherente ante lo inabarcable.