Los cuentos y relatos reunidos en Baza de copas: ajuste de cuentas enuncian el deseo del autor de armonizar el mundo desde su oficio y, aunque diga que «cada cual aguante su vela», no hay aquí cobranzas de deudas, ni literarias ni personales, que menoscaben la posición del narrador y acoten el sentido último de un libro en cuya escritura late la sinceridad del poeta.
Ramón García Mateos en tanto poeta considera estos artefactos -palabra que usa en homenaje al gran Nicanor Parra- vehículos de relación de hechos más o menos cotidianos que se elevan y elevan a sus protagonistas a la singularidad precisamente por el hecho mismo de ser relatados. Esta intención resulta crucial porque alimenta la oralidad de una escritura literaria a la que la modernidad ha venido despojando de esta característica en favor de la incomunicabilidad y del hermetismo propiciados por las élites culturales. En este sentido, RGM se reivindica no sin orgullo como poeta de raigambre popular, sin que por ello caiga en el costumbrismo o en el simplismo para contentar a los simples. RGM reclama la voz del poeta para que asuma en plenitud su papel social y cuente aquello que, a su juicio, debe ser contado.
Ramón García Mateos |
En este ajuste de cuentas que propone el poeta, poco importa que las piezas que componen Bazas de copas constituyan una mezcla de cuentos, relatos, anécdotas e incluso comentarios, porque lo vital para rehumanizar la expresión escrita es devolverla al arte de contar y restituir el vínculo más directo y entrañable con el otro. No es caprichoso que RGM inicie su serie de cuentos situando al poeta -situándose-, en un lugar público y proyectándolo -proyectándose- como un jugador del far west con la muerte siempre acechándolo por la espalda.[Escribo en los bares. Ocupo un rincón en penumbra, siempre de espaldas a la pared y con la mirada pendiente de la puerta, como en las viejas películas del oeste...]. Porque es desde ese «rincón en penumbra» que puede observar la realidad y contarla sabiendo que el relato de la verdad entraña peligro. Porque el poeta sabe que no hay relato como no hay poema sin verdad. Sin ésta el poema o el relato no son poema o relato sino excrescencias políticas, ideológicas, religiosas o económicas. Y lo que trasunta Baza de copas: ajuste de cuentas es esa vigorosa naturalidad que surge de lo verdadero, de lo esencialmente poético.