sábado, 21 de octubre de 2023

EN TEMPS INABASTABLE, Jorge Rodríguez Hidalgo

 


 


“En temps inabastable” (En tiempo inalcanzable)  (Stonberg Editorial, Barcelona, 2022, Prólogo Vinyet Panyella, Epílogo Lola Irún y Fotografías Pepeta Petita) es el primer libro de poemas escrito en catalán por Jorge Rodríguez Hidalgo (Cornellá de Llobregat,1961). 

Este poeta, hijo de andaluces emigrados a Cataluña, aunque tiene como lengua madre el castellano, asume como propia, con amor y enjundia, la de la tierra que lo vio nacer. Esta asunción es tan plena que, aquí, el poeta parece encontrar su voz más genuina, tanto en la sonoridad del otro idioma como en la precisión de su escritura, siguiendo los pasos de una tradición poética que no duda en reconocer en sus nombres más emblemáticos y enfatizar en la mayoría de los epígrafes que preceden a sus poemas. Esta entrañable comunión con la lengua adoptiva (o adoptante) le confiere al poeta un ¿inesperado? y eficaz instrumento para acceder a un registro más profundo a las realidades de sus vivencias y, de este modo, retener instantes y percepciones de un tiempo inalcanzable que se disgrega, como se disgrega indefectiblemente la luz en los cuadros del inglés J.M.W. Turner, y que ejemplifica en el poema inicial. “Treballa el Francolí[i] dins del congost. / Divideix la vall amb la ferida / de la llera i alhora allibera / esplugues com a arquitectura suprema. / Plou al cim de la serralada; / sobre mullar plou al riu. / El temps s’esmicola / en còdols de paciencia. / La pluja serva la memoria de l’origen / y lliura a la carn de la pedra / la cruesa del tal mentre s’allunya[ii]. ”

El libro nació de breves notas que el autor iba tomando año a año, cuando llevaba a uno de sus hijos a una escuela de verano, localizada en la tarraconense Sierra de Prades, en la cuenca de Barberá. Con el tiempo, estas notas se revelaron como fugaces percepciones fijadas en la escritura de la lengua social del poeta como paisajes interiores, en los que la naturaleza y la carne conforman un todo en constante disolución y transformación; un territorio etéreo, donde “no hi ha solitud, sinó inhòspites incògnites”[iii] de sonidos y perfumes; un lugar, un espacio sin cielo, en el que, acaso, el ser humano no importa como tal, porque es parte de esa naturaleza en perenne mudanza, que, más allá de la roca, “que elude la angustia del vértigo” y deja que el liquen inscriba el “alfabeto de la soledad”, se abra a ese espacio de la memoria sin recuerdo, donde “anida la sombra”, “el reverso de la luz”La misma luz que, en algún momento, empapa la piedra. En esta tesitura, no es capricho que “En temps inebastable” esté dedicado “als meus morts, natura estimada”[iv] ni que el primer poema citado lleve el pie “hacia lo inalcanzable”. Todo vive, según este poema como un latido de la vida, según la tradición panteísta de los románticos alemanes e incluso en la más reciente tradición poética catalana, según Rodríguez Hidalgo, se encarga de testificar a lo largo del libro.

Este libro contribuirá (o debería contribuir finalmente) al reconocimiento de un poeta (Humanódromo, 1997, La sobriedad de la distancia, 2004, El follador del puerto, 2015) inmerecidamente situado en el “reverso de la luz” por el prejuicio de la capilla, porque constata con rigor que su poesía atraviesa la incandescencia que quema las polillas.

Cabe mencionar que esta edición de “En temps inabastable” se beneficia de las descarnadas imágenes fotográficas en blanco y negro, que complementan el texto poético con el paisaje desnudo de la Sierra de Prades, según la cámara de Petita Pepeta, seudónimo de la fotógrafa Pepi Orihuela.

 



[i] Río de Tarragona, que desemboca en el Mediterráneo.

 [ii] Se afana el Francolí en el congosto. / Divide el valle con la herida / del cauce mientras libera / cuevas como arquitectura suprema. / Llueve en la cima de la sierra; / sobre mojado en el río llueve. / El tiempo se desmenuza / en guijarros de paciencia. / La lluvia guarda la memoria del origen / y en la carne de la piedra entrega / la crudeza del corte mientras se aleja.

[iii] No hay soledad, sino inhóspitas incógnitas.

 [iv] A mis muertos, naturaleza amada.